Se copia el artículo escrito por Juan Grima Cervantes, Profesor de Historia, investigador y editor, publicado por la revista Vera 30 en 1990.
Revista Vera 30, n.º 2, febrero de 1990
ESTAMPAS DEL PASADO VERATENSE
Juan Grima
A MODO DE PRESENTACIÓN
A petición de unos buenos amigos, los hoy patrocinadores de la nueva revista Vera 30, escribí el mes pasado una crónica sobre la Vera actual, en la que, por infortunio, hubo varias erratas de imprenta, con lo que quedaron algunos renglones amputados y deslucidos. En espera de que esto no suceda más, hoy vuelvo a la carga con la intención de inaugurar una sección que se titulará ESTAMPAS DEL PASADO VERATENSE:
Se trata de sacar a la luz noticias curiosas, acontecimientos importantes, anécdotas y otros datos de interés que la gente desconoce, pero que ocurrieron en este pueblo hace pocos o muchos años. Son rebuscados en lo cotidiano o pinceladas coloristas que ensalzan los hechos del pasado hasta convertirlos en excepcionales. La mayoría de estas “historias de la historia” son fruto de mis investigaciones sobre esta tierra levantina, y proceden fundamentalmente de los archivos municipal y parroquial, aunque recurriremos a otros foráneos cuando sea necesario.
Y aunque ésta sea una revista comercial y, por tanto, un marco poco usual para el relato riguroso, vamos a intentar hacer las cosas como Dios manda, o sea, bien hechas. Por ello, junto a la crónica de la noticia (“estampa”), aportaremos la transcripción de los documentos esenciales, donde se reflejan los hechos mencionados, de modo que el público de Vera pueda ir conociendo los textos fundamentales de su pasado histórico y pueda valorar la gran riqueza patrimonial y documental que guardan sus archivos.
Muchas gracias
LA INVASIÓN DE PÁJAROS ULTRAMARINOS SUFRIDA EN VERA EN 1779
Introducción
Para no caer en la repetición de los siempre contados y rememorados episodios del terremoto de 1518 y el cerco de Vera por Abén Humeya de 1569, queremos abrir una brecha y cambiar la temática.
Así, para empezar, vamos a traer a estas páginas una serie de trabajos en los que los protagonistas de las historias son los animales: pájaros, perros, lobos, toros y otras clases de animales en su relación con los hombres o con la naturaleza. La razón de que un animal se convierta en protagonista de la historia es variada, aunque lo mismo que en la actualidad, también en épocas pretéritas se dieron epidemias y persecuciones de animales, acciones ejemplares de perros o buenas corridas de toros. Pero, como nota destacada, nuestros montes entonces cobijaban una fauna más rica y numerosa, y hoy muchas de aquellas especies han desaparecido y son parte del recuerdo. Así, por citar algún ejemplo, ¿dónde está aquel tropel de borricos con sus aguaderas que hace apenas 20 años formaban parte de las escenas de nuestras calles y campos?
Esto que acabamos de mencionar puede decirse igualmente de los pajarillos silvestres, pues no hace todavía tanto que era fácil ver en las huertas de Vera, desembocadura del Río Antas, saladares y secanos, todo tipo de pájaros: gorriones, golondrinas, vencejos, pajaricas de las nieves, verderones, jilgueros, tonticos, zargaritas, totovías, arzacolas, rubiblancas, tordos, trigueros, mirlos, y un largo etcétera de toda clase de avecillas,cuya importancia no sólo estribaba en el número de especies, sino más aún, en la profusión de cada una de éstas.
Sin embargo, todos sabemos que uno tras otro, todos estos animales de vuelo se han ido diezmando y restringiendo por motivos muy variados, probablemente relacionados entre sí: abandono de los campos, desertización, sequía, aumento de los depredadores (hurracas, zorros, grajas, etc.), contaminación de la atmósfera, tendidos eléctricos, uso de pesticidas, multiplicación sin control de las capturas (escopetas de aire comprimido), y otros agentes nocivos más.
En otros tiempos las leyes cuidaban con esmero de estos animales y difícilmente se podía romper el equilibrio ecológico a no ser por causas naturales: una sequía, falta de alimentos, excesivas lluvias, frío, etc., lo que provocaba casi siempre la emigración de estas aves a otros lugares, a fin de asegurar la existencia.
Los ejemplos de ese control institucional, estableciendo vedas y señalando penas a los infractores, se descubren en muchos documentos. Así, existen una ordenanzas confeccionadas por la ciudad de Almería en 1621 determinando los modos y el tiempo de la caza de gorriones. Y lo mismo sucede con las Ordenanzas de Serón de 1589, donde se prohíbe taxativamente con grandes sanciones y penas todo tipo de caza, particularmente en los meses “de la cría de la dicha caça”, que era en marzo, abril, mayo y junio, “ por ser tierra tardía”. Pasado este tiempo se podía cazar todo lo que se quería “con escopeta, con bala o perdigones” o con otro tipo de trampas, justificándolo en el daño que hacían estos animales en los sembrados.
Otras veces, como sucede en Lorca, se hacían repartimientos de pájaros, autorizando a los labradores y cazadores a matarlos, pero se establecía un canon máximo de capturas, para acabar con su exceso y evitar “el daño que frecuentemente se experimenta en todos los sembrados” (Actas Capitulares de Lorca, 17-IV-1779). Estos repartimientos los solía hacer el procurador síndico personero del común de vecinos de cada ciudad, aunque a veces eran personas de otros pueblos las que llegaban pidiendo licencia para cazar con redes y acabar pronto con el excedente de pájaros, razón por la que solían ser recompensados por los labradores y concejos. En una Acta Capitular de Vera del siglo XVII, de la que no recuerdo el año, se hace un repartimiento de pájaros, permitiendo a cada vecino, sin distinción de clases, capturar hasta un máximo de 15 gorriones.
Pero no nos ha traído aquí el hecho de la caza, sino la invasión de pájaros que se produjo en Vera y sus alrededores en 1779. La documentación que utilizo procede del Archivo de la Real Chancillería de Granada y del Archivo Histórico de Lorca. He buscado el expediente que debió hacer la Junta de Sanidad de Vera y que debía de estar en su Archivo Municipal, pero hasta ahora la búsqueda ha resultado infructuosa.
A principios del mes de mayo de 1779 llegaron procedentes del mar grandes bandadas de pájaros que comenzaron a instalarse en los pueblos del partido de Vera, particularmente en el triángulo que forman Vera, Mojácar y Turre, pero los pájaros también llegaron a afectar a lugares tan distantes como Albox o Sorbas.
Parece que previamente durante tres días se asentaron el el Campo de Cartagena, en concreto en San Ginés, próximo al Mar Menor, donde inmediatamente se ordenó levantar la veda de caza “para que los cazadores acudiesen a aquel sitio, como también las gentes de los partidos inmediatos, a matarlos y espantarlos, disparando tiros, y que los nidos que ya principiaban a hacer se derivasen”. Todo esto se hizo a lo largo de los tres días que “duró la calma de los vientos”, pero al cambiar estos a viento de Levante, se pasaron a Lorca y de aquí a Vera. Las pocas bandadas que quedaron en la zona murciana fueron rápidamente extinguidas, afirmando su corregidor que no se volvieron a ver más en aquellos campos.
Lo primero que nos llama la atención es que se les llama pájaros “ultramarinos”, o sea, venidos por mar, probablemente desviadas por alguna circunstancia de su ruta habitual, pero nunca se les da otro nombre. Eran pequeños, del tamaño de los gorriones, pero distintos a estos. Alguien a quien le comenté el caso me adujo que podía tratarse de tordos, por el hecho de ser los olivos el lugar predilecto en el que se instalaban; sin embargo, todos sabemos que los tordos son un poco más grandes y no ponen 28 ó 30 huevos por nido como señalan los documentos.
Los cientos de bandadas que llenaron el aire formando remolinos debieron apabullar a unos hombres que vivían de la agricultura y que vieron cómo sus sembrados eran diezmados por los pájaros. Pero este temor debió incrementarse cuando comprobaron las nidadas de 30 pajarillos, que amenazaban con perpetuar este mal, y conminaban con provocar un colapso general de la producción de consecuencias incalculables.
Ésta fue la razón que llevó al Corregidor de Vera a tomar cartas en el asunto, notificando al Consejo de Estado, el 25 de mayo, la existencia de los pájaros y señalando “que apenas había rama, por chica que fuese, que no tuviese nidos”. La actuación enérgica de este hombre se materializó en el reparto de armas, pólvora y municiones a los vecinos de estos pueblos y a cazadores que vinieron de fuera para que les disparasen y derribasen los nidos. La persecución de estos duró casi dos meses, pero al final quedó destruida prácticamente toda la cosecha de cereales y frutos tempranos de aquel año. Por orden del Consejo de Estado se pagó la pólvora y la munición utilizada por cazadores y labradores de los fondos de Propios de los pueblos a los que afectó la plaga.
Por otro lado, se avisó al resto de las circunscripciones o corregimientos del país para que estuviesen alertados y preparados por si la epidemia se desplazaba hacia esos lugares, dando instrucciones para atajarla. Tal fue la importancia dada al caso que estas circulares fueron mandadas a imprimir para difundirlas, lo que era poco usual en aquella época. Las contestaciones de los corregidores al Presidente de la Chancillería de Granada se han conservado, y por éstas sabemos que esta invasión no pasó de Vera, razón por la que nos tememos que los pájaros fueron eliminados aquí, o bien se fueron por donde habían venido.
*Después de estar este trabajo en la imprenta, me informa la Archivera de Vera, Marisa Andrés Uroz, que ha aparecido un expediente de 40 folios manuscritos que trata la invasión de pájaros ultramarinos producida en 1779.
DOCUMENTO
1779, Octubre, 19. MADRID
Circular del Consejo de Estado dirigida a todos los corregidores, informándoles de la epidemia de pájaros ultramarinos que asola el partido de la ciudad de Vera, y señalándoles que tomen las medidas oportunas para el caso de que llegue hasta sus circunscripciones la mencionada invasión de pájaros.
Archivos de la Real Chancillería de Granada, legajo 321-4389-15
Habiéndose dirigido la orden del tenor siguiente: El Corregidor de la Ciudad de vera, dio noticia al Consejo, el 25 de mayo pasado de este año, de haberse descubierto en término de aquella Ciudad, la de Mojácar, Lugar de Turre y otros Pueblos, una porción considerable de pájaros ultramarinos que ocasionaban considerables perjuicios y daños en sus sembrados, los que se acogían a los olivares haciendo el ellos nidos en crecido número, habiendo advertido que apenas había rama, por chica que fuese, que no tuviese alguno, y en cada uno se hallaba el número considerable de 28 a 30 huevos. Que para su exterminio había dispuesto pasasen varias gentes a los olivares, y con varas y cañas derribasen los nidos, por cuyo medio, y el de disparar varios tiros, para lo que se hizo repartir municiones a los vecinos, se iba disminuyendo la playa de dichos pájaros; y que tenía noticia de que antes se había experimentado igual plaga en los Campos de Lorca.
El Consejo en su vista aprobó las diligencias practicadas por dicho Corregidor y mandó las continuase por cuantos medios fuesen conducentes, a fin de exterminar dichos pájaros, dando para ello las órdenes convenientes a las Justicias de los Pueblos donde se habían descubierto, para que tomasen por sí las más eficaces a dicho efecto, con prevención de que serían responsables en caso de omisión a los perjuicios que resultasen; y que el Corregidor diese cuenta al Consejo de lo que fuese ocurriendo.
Posteriormente en cumplimiento de lo mandado por el Consejo, dio noticia el mismo Corregidor de haber proseguido las diligencias para el exterminio de dichos pájaros, derribándose los nidos de los olivares (porque no lo hacían en otros árboles), auyentándoles con tiros y hondas, y persiguiéndolos a los sitios donde hacían mansión, por cuyos medios se había logrado quasi su total exterminio, y que fuesen menores los daños que causaban.
El Consejo en su vista y de lo expuesto por el señor Fiscal, se ha servido aprobar las diligencias practicadas por dicho Corregidor de Vera para el exterminio de dichos pájaros ultramarinos, y ha acordado entre otras cosas se le abone del caudal de Propios de los Pueblos donde se experimentó dicha plaga, el costo de la Pólvora, que se ha consumido en esta operación y que prevenga a las Justicias de los Pueblos de su Jurisdicción las providencias que deban tomar en lo sucesivo, hallándose sobre aviso por si en el año próximo que viene ocurre igual plaga, procurando extinguirla los vecinos en común, repartiéndose por Pagos o sitios a donde más carguen aquellas a ves.
Asímismo, ha acordado el Consejo se avise a Vuestra Señoría de este acaecido, como lo executo, para que por su parte tome las providencias convenientes con anticipación para el caso de verificarse esta playa en el año próximo que viene, comunicándolas a las Justicias de los Pueblos de la Costa de Granada, y dando cuenta a el Concejo de cualquiera novedad que se experimente en el asunto. Y de su orden lo participo a Vuestra Señoría para su inteligencia y cumplimiento; y del recibo de ésta me dará aviso para ponerlo en la superior noticia del Consejo.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años. Madrid 19 de octubre de 1779. Don Antonio Martínez Salazar (rúbica). Señor Presidente de la Real Chancillería de Granada. La comunico a V, para que en caso de verificarse la citada plaga, proceda por cuanto medios sean dables a la extinción y reparo de daños, evitando todo perjuicio, dando las órdenes más prontas y oportunas para ello, que comunicará V. a las Justicias del su Partido; y me avisará el recibo de ésta haberlo practicado, y las resultas para dar cuenta al Real Consejo.
Dios guarde a V. muchos años. Granada, octubre de 1779. Don Gerónimo Velarde y Sola (rúbrica).
https://www.researchgate.net/publication/336287181_Una_plaga_de_aves_ultramarinas_en_la_Espana_de_Carlos_III_A_pest_of_overseas_birds_in_the_Spain_of_Carlos_III
https://www.raco.cat/index.php/ABC/article/download/10.32800-abc.2018.41.0365/431151