Artículos homenajeando al padre Tapia Garrido (don José Tapia Garrido) en la prensa de 1986
IDEAL. ALMERÍA/CULTURA. JUEVES, 30 DE OCTUBRE DE 1986
Ángeles López Ruiz
Conocí al padre Tapia en esa edad en que comienzas a descubrir todo lo importante en la vida. Recuerdo cuando llegó a Berja y mi padre nos comentaba que era un sacerdote investigador de la Historia de Almería. Posiblemente, era la primera vez que conocí un investigador, y la verdad es que cuando él iba a casa con mi padre y los oía hablar de todas las fuentes de consulta para sacar datos de nuestro pasado, aguzaba los oídos, pues cuando ellos hablaban, era interesantísimo y motivador.
Por aquella época se publicaba «Vicisitudes históricas de Berja», de Enrique Villalobos y Juan González (mi padre), y ellos discutían e intercambiaban opiniones sobre la veracidad y fuentes de consulta de este monográfico. Después, el padre Tapia cita a mi padre en alguno de sus libros, agradeciéndole datos… y sus primeras obras, con dedicatoria explícita y cariñosa a mi padre, figuran en el patrimonio familiar.
Las acepciones de las palabras investigador-historiador iban cobrando significado en mi universo vocabular a medida que leía y conocía personalmente a don José Tapia Garrido.
Decidieron, para conocer las Alpujarras y Sierra Nevada en su contexto geográfico-humano, hacer un viaje, en julio de 1958, Gabriel Alcoba, mi padre y él.
Buscaron unos guías de Trevélez para subir al Mulhacén. Al dorso de las fotos que conservo existen notas curiosas, como «Blanco y Negro», «Cúspide del Mulhacén»: obsérvese el basamento de la imagen de la Virgen de las Nieves, la Cruz de piedra, y cómo uno de los excursionistas mira hacia el fondo del abismo existente detrás del pico». Mi padre, a su vuelta, comentaba cómo en Sierra Nevada, en Trevélez, en Válor, Jubiles, Mecina, etc., en medio de la ventisca, escuchando al padre Tapia y sus conocimientos profundos de épocas pasadas, habían vivido unos días inolvidables.
Si se quiere hacer un trabajo serio sobre Almería, necesariamente hemos de recurrir a sus obras. Cuántas veces he preparado desde el Colegio fichas, visitas, rutas a puntos de Almería para uso de los alumnos con el libro «Almería, piedra a piedra», dedicado a Juan, mi marido, y a mí de su puño y letra he encontrado en él, desde el rigor científico, la forma popular, el canto anecdótico, hace a la par ameno y serio.
Por razones de trabajo no he podido sumarme a su homenaje. Sean estas líneas la expresión de mi agradecimiento de cuanto de él aprendí, una manera de decirle: «Estoy contigo, padre Tapia. Me sumo a la lista de quienes te admiran».
Domingo Ortiz Soler
HOMENAJE AL HISTORIADOR TAPIA
Despertar el interés por nuestra historia almeriense, en todos sus niveles, ha sido y es la tarea del padre Tapia. Y es una tarea gratísima el realizar esta breve introducción en agradecimiento a su labor investigadora. A este propósito, bueno será el empezar a destacar aquí -para estímulo de otros investigadores que comienzan ahora- lo que poseemos de riqueza arqueológica, histórica y etnográfica.
Nuestra provincia fue, durante milenios, una especie de estación obligatoria para los distintos pueblos de la antigüedad. Así pues, nuestra región es importante, y lo poco que conocemos ha sido gracias a investigadores almerienses de la talla de Góngora, Siret, Cuadrado y otros, entre los cuales destaca, con una faceta poco conocida aún, el padre Tapia. Si queremos conocer nuestro pasado más antiguo y próximo, este insigne cronista ha desarrollado una de las más selectas recopilaciones de las etapas más importantes de nuestra historia. Él ha sabido rescatar ese libro de Historia y sus documentos que estaba ahí, a la espera de que alguien se decidiera a escribirlo; y ha podido comprobar la contemplación de verse envuelto en nuestro pasado incógnito.
A veces, hemos pensado que sería necesario, en primer término, captar el ayer como fondo de nuestra historia y considerar nuestro pasado etnohistórico como lo más íntimo de todos y propio de nuestra riqueza cultural… Sólo cuando lleguemos a ese punto, podremos estar satisfechos, y darnos cuenta de que la desidia por la Historia puede delatar nuestra deficiente formación cultural…
Es obvio que la cultura, aunque lentamente, comienza a llegar a todos los medios, gracias a la labor divulgativa de la talla del padre Tapia…, un hombre íntegro, de desbordante comunicación y profundo conocedor de nuestra realidad cultural. No podemos dejar pasar la ocasión de agradecerle públicamente, y manifestarle -valga la insistencia- toda nuestra simpatía, por su incansable actividad y por el eco de sus trabajos.
No existe una biografía del padre Tapia que cabría escribir ahora; en ella quedaría subrayado que su interés por la investigación histórica no se limita a la Historia en particular, sino que va manteniendo a lo largo de su trabajo otros temas de considerable interés etnográfico: «canciones y juegos de los niños de Almería», «Almería, hombre a hombre», y su largo etcétera en preparación.
No a todas las regiones les cabe la dicha de ser arca y museo de tantos valores emotivos e históricos como encierra nuestra provincia, y el padre Tapia, como cronista oficial de Almería y académico correspondiente de la Real Academia de Historia, con su gran capacidad de síntesis, ha sabido magistralmente recopilarlos.
Al padre Tapia y demás personas investigadoras, deberíamos -aprovechando la ocasión- testimoniar nuestra admiración y nuestro agradecimiento por su labor histórica, ya que nos ha proporcionado el exacto conocimiento de nuestro pasado.