(Carta abierta a mi amigo Ezequiel Navarrete Garres. Junio 2.014)
Querido amigo:
Me complace decirte que, el otro día, cuando me presentaste a tu amigo Paco, “El Mareas”, quedé profunda y gratamente impresionado, no ya por su atuendo – camiseta a rayas, azul y blanca; pantalón azulado; y gorra con funda blanca y visera de charol adornada con escudo de oro y doble ancla de la Marina Civil-, como bien lo describes en tus ingeniosos e interesantes artículos publicados en IDEAL@LEVANTE, sino por su expresiva mirada de viejo zorro de cabello plateado y faz rugosa de piel curtida por su exposición al sol. De por sí, he de decirte, Ezequiel, que llamaba bastante la atención tu amigo “El Mareas” cuando, tomando café en la cafetería Clásica de nuestra ciudad de Vera, observé cómo, al levantarse y dejarse ver, la concurrencia habida en Plaza Mayor, dirigió la mirada hacia el inconfundible marino.
Pues bien, hace unos días, al atardecer, -parece ser que le encanta Vera- me lo encontré en placeta de “El Berro” esperando el autobús para Garrucha. Me dijo que su residencia era su propio barco; que en él, vivía y dormía; y que, entre sus aficiones, además de la pesca y navegación, prevalecía la visita a pueblos costeros del Mare Nostrum, desde el golfo de Cádiz hasta Rosas (Gerona). Así las cosas, tras nuestra breve charla, me ofrecí a llevarlo a Garrucha y, ante su interés por conocer Vera y su rico y variado patrimonio histórico – cultural, quedamos emplazados en vernos, al día siguiente, otra vez, en Plaza Mayor.
Con puntualidad inglesa, a las once horas, tras saludarnos, mi invitado, provisto de cámara fotográfica, sacó unas instantáneas de la fachada principal del Ayuntamiento, así como de la placa adosada en su pared con una inscripción que rememora a las personas que murieron en el terremoto de 1.518.
Previa autorización, un funcionario del Consistorio nos acompañó en todo momento en nuestra visita. Nos llevó al Archivo Histórico Municipal y a la Sala de Plenos del Ayuntamiento. También, cómo no, a sus dependencias más relevantes, entre ellas, la Sala de Juntas.
Permíteme decirte, Ezequiel, que, una vez en el Archivo Histórico Municipal, tu amigo Paco, “El Mareas” quedó sorprendido, tanto en cuanto, en su contemplación, no imaginaba la conservación de documentos producidos por el Ayuntamiento desde 1.492 a través de Actas Capitulares, conservadas éstas a partir de 1.496, aunque su creación como Consistorio datase de 1.488. Se nos informó que a partir del 9 de noviembre de 1.518, año del terremoto que asoló Vera, fue cuando el volumen documental comenzó a ser bastante considerable. También se nos dijo que la importancia del Archivo radica en la información de primera mano que ofrece a los investigadores interesados por cuestiones relativas al establecimiento de la Administración Castellana en el Reino de Granada, a documentos de temática militar y fronteriza, a repoblación de la Axarquía almeriense y conflicto con los moriscos, así como control del agua y expedientes judiciales.
Tras visitar la Sala de Exposiciones, Investigaciones y Tratamiento Documental del Archivo, el mismo funcionario nos trasladó a la Sala de Plenos del Ayuntamiento. Allí, en lugar prominente y en una vitrina bien ornamentada, pudimos ver el Pendón Real con el escudo bordado del primer Borbón español, Felipe V, y el municipal de Vera duplicado en ambos lados con un águila bicéfala como soporte.
Serían, amigo Ezequiel, las trece horas de este día sofocante de calor primaveral cuando dimos por finalizada nuestra visita, emplazado el amigo “Mareas” para, en otras ocasiones, si lo desea, acompañarlo, a fin de que conozca las restantes reliquias de nuestro rico y variado patrimonio histórico – cultural: Excmo. Ayuntamiento, remodelado en el s. XVIII, pero de factura del XVI; Iglesia Fortaleza de Ntra. Sra. de la Encarnación, s. XVI; Convento de los padres Mínimos, s. XVII; Capilla de San Agustín, s. XVI; Ermita de San Ramón, s. XVIII; Ermita de Ntra. Patrona la Virgen de las Angustias, s. XVIII; Ermita de la Virgen de la Huertas, s. XX; Ermita de San Antón, s. XIX; Fuente de los Cuatro Caños, s. XVII; Plaza de Toros, s. XIX; Glorieta, s.XIX; Cerro del Espíritu Santo y Ermita, s. XV; y Museo Etnográfico, s. XX.
Para finalizar, me gustaría decirte, Ezequiel, que tu amigo “ El Mareas”, por su “modus vivendi”, me impresionó bastante, con independencia de que vi en él, además de amplia cultura, un hombre afable, accesible al trato y gran conversador.
¡Ah, a propósito! Se me olvidaba decirte que antes de despedirnos, siendo mi intención presentarlo a José Antonio, Ramón, Chencho y Pepe, lo invité a tomar una cerveza a nuestro lugar de tertulia, el Club de la Tercera Edad; pero allí, cosa rara, no se encontraba ninguno, a pesar de las ganas por conocer a tu entrañable y, según ellos, enigmático amigo.
Recibe un afectuoso y cordial saludo.