Aprovechando las fechas de celebración de la Semana Santa, sacamos a colación, dentro de los oficios tradicionales de antaño, el trabajo callado de los imagineros, que a través del tiempo histórico han marcado varias épocas estilistas en la Historia del Arte, sobre todo de nuestro país, con la imaginería religiosa, no sólo de las iglesias sino por antonomasia de los pasos procesionales de la Semana Santa desde el siglo XVIII.
El oficio de imaginero ha permanecido durante muchos años, en el olvido. Las obras de estos “artesanos” han sido consideradas como carentes de gran valor artístico y, en ocasiones, han sido pagadas con un precio muy inferior al que se merecen. Sin embargo hay que destacar lo complicado de esta profesión, en la que el artista conjuga el sentido artístico con el devocional para que sus obras causen sensaciones diversas: desde la mayor ternura al más incontrolable temor
LOS ORIGENES DE LA ICONOGRAFÍA
Ya los hombres primitivos contemplaban la naturaleza y temblaban ante fenómenos que no podía predecir y, mucho menos, controlar. Así, de una forma espontánea y por evolución convergente, culturas diferentes llegaron a una misma solución, surgiendo la representación simbólica de aquellas fuerzas superiores. Las pinturas, los fetiches y los amuletos buscaban, como fin, la protección.
En las antiguas tribus eran muy importantes los nacimientos. Un alto número de cazadores hacía a las mujeres poderosas y con unas posibilidades de supervivencia más altas. Como muestra de ese innato sentido de la representación mágica, hace unos 25.000 o 30.000 años, una persona talla en piedra una figura femenina en la que se enfatizan los órganos relacionados con la reproducción, quizás en un intento de asegurar la fertilidad de su gente.
A partir de ahí, todos los pueblos han dado forma a sus divinidades. Desde los lejanos sumerios hasta nuestros días, las representaciones se suceden de forma interrumpida, pasando por épocas de gran esplendor artístico, como los griegos y romanos, en las que, además de su carácter religioso, las esculturas adquieren un aspecto político o ideológico.
EL BARROCO, ÉPOCA CLAVE
Sería difícil poder determinar en qué momento surge la palabra “imaginero”: realizador de imágenes para culto, según el diccionario, aunque, al menos en nuestro país, al concepto de la definición debería añadirse “en madera”, según el “sentir” popular.
La madera es uno de los más viejos materiales utilizados por el hombre, que por su falta de durabilidad no han llegado ejemplos de la talla en madera desde la antigüedad más remota. Sin embargo, durante muchos años el trabajo en este soporte se considera como un arte menor. En el siglo XIII, la religión determinó muchas de las características del arte barroco, produciéndose en Italia un espectacular florecimiento de representaciones artísticas sobre madera, cuando virtuosos consagrados como Pisano y el mismísimo Donatello utilizan este noble material para realizar algunas de sus obras. A partir del siglo XIII, la cultura es monopolizada por la iglesia y las difíciles condiciones de vida en aquel momento serán recompensadas por la vida eterna, según se promete al campesinado que sigue ciegamente las consignas de una forma primitiva y supersticiosa. Es el gran momento de los imagineros que realizan las figuras para el culto.
Será durante el Barroco (siglo XVIII) cuando la escultura religiosa alcance su cenit y los grandes mecenazgos propicien obras de increíble belleza y valor artístico. Las figuras recuperan su halo mágico ante los ojos del pueblo y los imagineros acentúan y propician esta situación, dotándolas de un máximo realismo. Se incorpora pelo natural, ojos de cristal, uñas humanas e incluso sangre que, mezclada con cera, producirá un efecto prácticamente real. Expresiones de dulzura, dolor o muerte, aderezadas con estos aditamentos, causarán entre los fieles un sinfín de sensaciones que pueden ir desde la mayor ternura al más incontrolable temor.
Época de fuertes asociaciones gremiales, los artistas consagrados preparaban en su taller a los aspirantes que, durante siete años, deberán aprender complejos procesos de ejecución. Tan sólo al final de este período les será entregado el título de maestro. Los artesanos guardan, celosamente, técnicas casi alquimistas que las transmiten a sus descendientes, asegurando la continuidad de su codiciado oficio. La gran demanda existente propició la especialización, en algunas de las técnicas, por parte de los ayudantes de los talleres, surgiendo así oficios diferenciados como vaciadores, tallistas, sacadores de puntos, doradores, pintores, etc., siempre supervisados y dirigidos por el maestro. Sin embargo, el oficio de imaginero llega hasta nuestros días perdiendo, en muchos casos, parte de estas técnicas y procesos de gran importancia y, en otros, incluso hasta su propia identidad.
TRABAJOS ANÓNIMOS
Durante la contienda civil, gran parte del Patrimonio Histórico-Artístico fue destruido, y, muy especialmente, las obras de carácter religioso. Fue tanta la pérdida que, a instancia gubernamental, se creó un organismo denominado “Regiones desvastadas” cuyo objetivo era la reposición y restauración de lo perdido. Aunque la consecuencia lógica de tal situación pareciera ser que los imagineros fueran requeridos y empelados de forma masiva en esta tarea, la realidad fue otra. La crisis económica y las prioridades artísticas provocaron que sólo una pequeña parte del Patrimonio fuera agraciada don las ansiadas subvenciones estatales. Muchas obras de aceptable calidad artística y diferentes grados de deterioro fueron sustituidas, mediante subvenciones particulares por otras de muy inferior calidad, en una época en la que escaseaban prácticamente todos los materiales básicos. Aparecen, además, con gran éxito comercial y como alternativa económica a esculturas en madera policromada, modelos de pasta producida en serie, donde las fábricas de arte acogen a grandes imagineros que confeccionan, de forma anónima, bastantes modelos de gran calidad artística.
Por otra parte, adquieren un gran protagonismo las tiendas que comercializan toda clase de artículos religiosos. Su red de ventas las convirtió en la intermediación lógica entre sus clientes y los imagineros tradicionales, que aún conservaban talleres. El precio fue alto para los artistas ya que permutaron la autoría de sus obras por una teórica continuidad laboral, sacrificando también, en muchas ocasiones, un precio digno para sus trabajos. La falta de obras de calidad propició, a su vez, la desaparición de algunos talleres, pero, sobre todo, de algunas profesiones que fueron incapaces de sobrevivir a la crisis: doradores, policromadores o tallistas sucumbieron a la falta de demanda.
En la actualidad no son tantos los imagineros que conservan la concepción laboral del Barroco y desarrollan todas las facetas artísticas que requiere dicho oficio. Esto ha provocado que gran parte de los actuales, ante el desconocimiento de determinados procesos, recurran a los escasos colaboradores y que complementen su trabajo de forma anónima, en la mayoría de los casos, pese a la importancia que su labor tiene para el resultado final de la obra.
OTRAS IMÁGENES DE GRAN FORMATO
Igualmente podríamos considerar la confección de imágenes de gran tamaño en piedra o moldes de cemento, como los famosos Cristos colocados en lugares elevados de algunas partes del país, durante la posguerra del 36, con un ejemplo que a nosotros nos acontece como es la imagen escultórica del Sagrado Corazón de Jesús, de autor aún desconocido, enclavado en el Cerro del Espíritu Santo, sede de la ruinas de la antigua ciudad medieval de Vera, destruida por un terremoto en 1518.
Imagen del Cristo antes de su reciente restauración
IMAGEN DEL CRISTO DESPUÉS DE SU RECIENTE RESTAURACIÓN
Restauración de la cabeza del Cristo, destrozada por un rayo, llevada a cabo por los escultores Jesús García, Diego Cano y Álvaro Fernández.
OFICIO SIN RECONOCIMIENTO
Todo el proceso para la ejecución de una figura policromada, por ejemplo, para poder llevarla a cabo se requiere un escultor, que realiza el diseño y el modelo en barro; un vaciador, que ejecuta los moldes y obtiene en escayola el nuevo original; un carpintero, que ejecuta los bloques; un sacador de puntos, que desbasta la figura en madera; un tallista, que ayuda al escultor en el acabado en madera de partes no vitales; un dorador que apareja y dora la escultura; y, un pintor que la decora al óleo. A su vez, todos estos oficios deberán ser dominados por el maestro imaginero, bien los realice o no.
En la actualidad, son pocos los talleres que acometen la totalidad de la ejecución de las obras, bien por su coste o por desconocimiento del proceso. Debido a causas económicas han proliferado las representaciones religiosas en madera encerada, que simplifica de forma importante el complicado proceso descrito. Hay que tener en cuenta que una figura policromada del modo tradicional resulta más cara que en madera encerada.
Esta es la breve historia de un oficio impregnado de un halo especial, quizá reminiscencias de la magia de sus orígenes. Resulta difícil explicar las motivaciones y sentimientos de cualquier artista al curar su obra, pero es infinitamente más complicado en el caso del imaginero, cuyas obras deberán conjugar el sentido artístico con el devocional superando, en la mayoría de los casos, este último a cualquier otro.
El concepto de la palabra “imaginero” ha sido sinónimo, durante años, de artesano cuyas obras carecen de gran valor artístico. Nada más lejos de la realidad. Ojalá nuestra Historia del Arte, en el futuro, consiga elevar a muchos de estos grandes desconocidos que dotaron, artísticamente, nuestro Patrimonio con obras bellísimas y que hoy permanecen sumidos en el olvido, al rango que merecen. A los pasos procesionales donde se encuentran obras imagineras destacadas de estos “artistas-artesanos”, que se les ha considerado, durante mucho tiempo, artesanos cuyas obras no poseen gran valor artístico, va dedicado este artículo.
A continuación citamos los diez imagineros más destacados que han existido y existen en España:
- Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, 1568-1648)
- Gregorio Fernández (1576- Valladolid, 1636)
- Francisco de Ocampo (Villacarrillo, Jaén, 1579-1639)
- Juan de Mesa (Córdoba, 1583-1627)
- Alonso Cano (Granada, 1628- Málaga, 1688)
- Pedro de Mena y Medrano (Granada, 1628- Málaga 1688)
- Pedro Duque Cornejo (Sevilla, 1677-1757)
- Francisco Salcillo Alcaraz (Murcia, 1707-1783)
- Mariano Benlliure Gil (Grao, Valencia, 1862- Madrid, 1947)
- Antonio Castillo Lastrucci (Sevilla, 1882-1967)
Actualmente, numerosos imagineros siguen trabajando para la imaginería de Pasos de Semana Santa, de forma anónima, a pesar de la importancia de su labor.
Oración en el Huerto, de Francisco Salzillo. Iglesia de Jesús (Museo Salzillo de Murcia)
LA IMAGINERIA RELIGIOSA EN VERA
ERMITA DE LA PATRONA
Este templo tiene sus orígenes en el siglo XVIII, reedificado por suscripción pública entre 1898 y 1900, con el fin de honrar a la patrona de la ciudad, con un estilo neogótico y neobarroco.
En el interior destacamos el retablo ecléctico del presbiterio, de principios del siglo XX, en el que se entremezclan columnas y entablamentos neobarrocos con vanos apuntados neogóticos, como el que, en el centro de l estructura, sirve de embocadura al camarín en el que se venera la imagen de la titular. La imagen, es uno de los Tesoros de la imaginería veratense. Se trata de una obra de vestir de gran barroquismo que ha sido atribuida a Francisco Fernández Caro, discípulo de Salzillo, aunque otras fuentes indican que la imagen ya existía hacia 1730, treinta años antes del nacimiento de este escultor.
Otra documentación constata que fue tallada en madera de boja finales del siglo XVII, según se recoge en el acta de constitución de la Hermandad (L2HNSA, ff. 1-12.1680-4-22. Vera : “6ª Ítem es condición que esta hermandad sea obligada a hacer luego que pueda una imagen de Nuestra Señora de las Angustias, con sus andas llanas de madera negra, una banderola de tafetán doble negro con una estampa en medio de Nuestra Señora de las Angustias”).
Es una talla con candelero de madera y telas encoladas haciendo los pliegues de una túnica y unos ojos verdes acaramelados. La devoción hacia esta imagen la llevo a ser Coronada Patrona de la Ciudad de Vera el diez de junio de 1888.
Durante la Guerra Civil recibió el impacto de cinco balas (cuatro en el pecho y una en el ojo izquierdo), golpeada con un objeto contundente, rotura de las falanges de las manos, etc. Salvada in extremis por una familia, fue escondida para más tarde ser enviada y restaurada en valencia, perdiendo únicamente la movilidad de los brazos.
En el año 2006 fue nuevamente restaurada, consistiendo la restauración en una limpieza y consolidación de la policromía. En esta restauración se pudo comprobar el buen estado de conservación en el que se encuentra la imagen y su gran valor artístico.
EXPOSICIÓN DE IMÁGENES DE LA HERMANDAD DE LA VIRGEN
Imagen original de la Virgen de las Angustias 1925
Nueva coronación de la Virgen de las Angustias por el párroco don Juan Fernández Marín en 1973
Detalle del antiguo Santo Sepulcro con querubín custodiado por la centuria romana de la Hermandad. Anterior a la guerra Civil del 36.
El sepulcro en la actualidad
ERMITA DE SAN RAMON. REAL ARCHICOFRADIA DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
Este edificio barroco de sencilla portada con una torre campanario a los pies, fue fundado en el siglo XVII bajo la advocación de San Sebastián, pero el templo actual es fruto de una reconstrucción emprendida en 1731 por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
La imagen titular de esta Real Archicofradia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ocupa el camarín que preside la ermita. Es una obra tallada en valencia en 1940 por José María Ponsoda y fue donada por Manuel Campoy Méndez. Fue tallada en 1940 para sustituir a una imagen barroca de escuela granadina, de finales del XVII, atribuida a un seguidor de Pedro Mena y destruida en la Guerra incivil y representa el momento en el que Jesús porta la cruz sobre sus hombros en la subida al Calvario. El brazo derecho del crucero está ocupado por el grupo escultórico neobarroco de Nuestra Señora de la Piedad, salido recientemente de la gubia del imaginero cordobés Enrique Ruiz Flores.
En una hornacina se venera la talla anónima de San Francisco de Paula, del siglo XVII, que procede del Convento de los Mínimos.
Imagen del Nazareno.
Nuestro Padre Jesús Nazareno. Escultura original (Foto de los años 30)
Nuestro Padre Jesús Nazareno. (Foto de los años 60)
El Nazareno en la actualidad
HERMANDAD DE SAN JUAN
CRISTO DE LA MISERICORDIA
Imagen del Cristo de la Misericordia Escultura antigua y emblemática de la Real y Venerable Hermandad de San Juan Evangelista y centro de la devoción de los veratenses. Bella imagen del siglo XVII, salvada de la conflagración civil de 1936, atribuida a un cercano colaborador de Juan Martínez Montañéz (foto de 1929)
EN LOS ESCRITOS QUE CONSTAN EN LA HERMANDAD DE 1712, SE HABLA QUE ES DE LA ESCUELA DE MARTINEZ MONTAÑES.
Durante los tres años de guerra civil española, por iniciativa de unos vecinos de Vera estuvo guardado en una casa particular, detrás de un ropero. No sufriendo ningún deterioro. La ultima restauración data de 1989 en Granada. Durante todo el año está en el Sagrario de la Iglesia de la Encarnación.
PROCESIÓN JUEVES SANTO en 1935. San Juan Evangelista a su paso por la confluencia de las calles Virgen de las Angustias y Mayor. Destruida en 1936.
ADORACIÓN EN EL HUERTO.
Procesión del Jueves Santo, a su paso por la Plaza Mayor. Año 1949.
Imagen de San Juan Evangelista en la procesión Oficial del jueves Santo. Talla policromada de 190 cm, obra del Padre José María de Vera. Año 1956.
Paso procesional del Cristo de la Misericordia en la puerta del Convento de la Victoria, al terminar la procesión.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN.
Incorporación de imágenes de San Juan y Virgen del Rosario a la procesión del Resucitado.
Antigua tradición abierta la noche del Sábado Santo, Convento de la Victoria, sede oficial, presidida por Junta Directiva (Juan Campoy, Vicente Pinar, Bernabé Morcillo, Pepe Trenado, etc. Año 1930.
La imaginería de la Hermandad de San Juan en la actualidad
LA IMAGINERIA DEL CONVENTO DE LA VICTORIA
El templo contó en su momento con un rico patrimonio retablístico barroco. El del presbiterio fue desmontado y trasladado a mediados del siglo XIX a la basílica de la Virgen del mar de Almería, donde se destruyó en 1936. Otros tres se llevaron a la iglesia parroquial de Vera, como el Retablo del Moro, perdiéndose el resto de su programa iconográfico, pues faltan las imágenes de las hornacinas laterales. Tras la restauración de la edificación, se conserva parte de la decoración pictórica a base de motivos geométricos, en los muros e intradoses de los arcos laterales, así como medallones con los evangelistas entre ornamentación de rocalla en las pechinas del crucero.
La talla policromada y estofada de Nuestra Señora de la Victoria, que se encuentra en el manifestador de la iglesia parroquial, obra barroca de autor desconocido, se trasladó desde en este convento, y presidía el retablo que actualmente se encuentra en la capilla adosada a la cabecera del templo parroquial, y en el que también se encuentra en el muro del Evangelio un lienzo del martirio de San Bartolomé del siglo XVIII de autor desconocido, que procede igualmente del desaparecido convento de la Victoria , también conocido como de San Francisco de Paula o de los Padres Mínimos.
En la iglesia parroquial, la capilla adosada a la cabecera se adorna con un retablo de la misma procedencia, como el resto de retablos del lado de la Epístola, que es de la segunda mitad del siglo XVIII.
Este retablo consta de un único piso sobre un banco recorrido verticalmente por un par de columnas corintias que separan tres calles y sobre las que se dispone un ático. El resto de elementos que constituyen el ensamblaje del retablo son añadidos posteriores para adaptar las dimensiones de la estructura primitiva a su nueva ubicación.
Esta pieza se caracteriza por el colorido que le aporta el dorado y una decoración pictórica a base de elementos vegetales y de rocalla de rica policromía. Sobre la hornacina central destaca la talla de una cabeza de sarraceno y sobre ella una tabla pictórica en la que se representa una escena con un navío islámico enfrentado a una torre vigía.
LA IMAGINERIA DE LA IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN
El retablo, de movida planta, que preside la Capilla Mayor, es barroco en madera de Canadá sin dorar de finales del siglo XVIII y ocupa totalmente el testero. Se estructura horizontalmente en sotabanco, banco, cuerpo principal y ático, estando recorrido verticalmente por una calle central, dos entrecalles y otras tantas calles laterales. El sotabanco se articula mediante pilastrillas cajeadas con abundantes motivos de rocalla. El banco presenta cuatro poderosas ménsulas decoradas con voluminosos golpes de hojarasca y rocalla, las cuales soportan otras tantas columnas de orden compuesto del cuerpo principal.
Entre las dos semicolumnas que delimitan la calle central se inserta el manifestador, en este caso dorado, concebido a modo de rico templete rematado en una cúpula. La decoración se completa con un abundante repertorio constituido por motivos vegetales, rocallas y espejos. El ático presenta, en el cuerpo central, una cartela con un relieve policromado que representa la escena de la Anunciación, arropado con rocalla. Sobre la clave, y abrochando el retablo, se aprecia un poderoso remate radiante con un relieve de Dios Padre.
Este retablo, en un momento indeterminado, perdió su programa icnográfico, pues faltan las imágenes de las hornacinas de las calles laterales. La talla policromada y estofada de Nuestra Señora de la Victoria, que se encuentra en el manifestador, obra barroca de autor desconocido, procede del Convento de la Victoria, y presidía el retablo que actualmente se encuentra en la capilla adosada a la cabecera del templo parroquial.
En cuanto a la autoría del retablo mayor, aunque se desconoce el artífice, sus características compositivas y estilísticas lo vinculan al realizado por francisco Antonio de Testa entre 1770 y 1774 para la Iglesia de la Encarnación de Vélez Rubio, aunque no llega a tener la misma fuerza.
En la Capilla del Santísimo se venera la reciente imagen del Señor atado a la columna, debida al imaginero Juan Manuel Miñarro en 1998.
La segunda capilla del lado de la epístola cuenta con otro retablo dorado policromado, en este caso perteneciente a un barroco más temprano, de finales del siglo XVII o principios del siguiente. Cuenta con dos pisos sobre el banco y una única calle flanqueada por columnas salomónicas. El piso inferior alberga una hornacina con una imagen moderna de la Inmaculada Concepción, mientras que en el superior se conserva el lienzo original, que representa a San Pedro.
A continuación se dispone un retablo dieciochesco de dos pisos y única calle coronado con un cuadro de San Juan Nepomuceno. Junto a la mesa del altar se dispone una talla de pequeño formato de San José, obra tardobarroca de escuela murciana.
En el primer tramo del lado del Evangelio, bajo la bóveda de la tribuna del coro, nos encontramos un lienzo barroco del Santísimo Cristo de Burgos o de Cabrilla, de autor desconocido. El hecho de hallar un cuadro de un Cristo de Cabrilla en la iglesia parroquial de Vera, pudo ser rescatado del Convento de los Mínimos de Vera durante la desamortización de Mendizábal, trabajo de investigación que se está realizando por el equipo del Museo Histórico y el Archivo Municipal, así como su posible autor.
En este mismo franco, hemos de destacar el retablo de Nuestra Señora del Carmen, que se trata en realidad de los restos de la caja de un órgano de finales del siglo XVIII. Se compone de tres calles separadas por pilastras sin capitel que sostiene una cornisa convexa y se ornamenta con relieves dorados de golpes de rocalla y motivos vegetales.
En la sacristía se conserva un lienzo dieciochesco anónimo de la Divina Pastora. Entre las piezas de orfebrería destaca una custodia de mano de tipo sol neobarroca.
San Cleofás, Patrono de Vera desde 1569
San Cleofás. Patrono de Vera desde 1569
ERMITA DE SAN AGUSTÍN
Prácticamente nada queda de la estructura original del hospital fundado en 1520. Este Templo neobarroco, levantado bien avanzado el siglo XVIII, de una sola nave con capillas hornacinas entre los contrafuertes interiores, fue intervenido en 1905 que lo ha dejado con la trasformación actual. Las antiguas dependencias sanitarias acogen hoy un hogar infantil asistido por las Hijas de la caridad de San Vicente de Paúl. El templo adosado, en la actualidad está dedicado a la Virgen Milagrosa. Apenas quedan en su interior piezas de gran valor artístico y la obra de mayor antigüedad es un lienzo de Nuestra Señora del Carmen firmado por R. Ayala en 1906, que está enfrente de la entrada lateral.
ERMITA DE LAS HUERTAS
Sencilla construcción de tradición mudéjar que fue construida en el último tercio del siglo XVI en honor de la Patrona de Lorca, en acción de gracias por la ayuda que esa ciudad prestó a la población de Vera en el asedio sufrido durante la rebelión de los moriscos, en 1569, por orden de Aben Humeya.
Esta Ermita denominada de la Virgen de las Huertas conserva una imagen que es paseada en romería que se celebra desde hace más de cien años, siendo uno de los acontecimientos relevantes que se celebran en la localidad de Vera, tanto por su tradición como por su participación popular. Este evento tiene su origen en el año 1570 y se conmemora desde entonces el primer domingo del mes de septiembre. La tradición cuenta que las tropas lorquinas que acudieron a ayudar a levantar el cerco de Aben Humeya, en 1569, trajeron una imagen de su Patrona para conmemorar este hecho histórico, levantando, una ermita en el campo a la que el primer domingo de septiembre se va en romería, reuniendo a gran número de veratenses.
Es una de autor desconocido de tamaño pequeño, aspecto infantil con su hijo en los brazos.
Imagen en 1895
SAN ANTÓN
La Ermita de San Antón tiene su origen en una capilla del antiguo cementerio que existió en este lugar, desmantelado hacia 1870.
Hasta hoy se viene celebrando la Fiesta de San Antón, fuera de su capilla con la bendición de animales en la Plaza Mayor, se celebrándose Misa en honor de San Antonio Abad. Seguidamente tiene lugar la procesión con la venerable y antigua imagen de San Antón por la Hermandad Juvenil e Infantil Ntra. Sra. de los Perdones y, durante el recorrido las familias tiran roscos, caramelos y juguetes desde los balcones de sus casas. Es de destacar la historia de la talla de San Antón que, sale en procesión hoy gracias al buen hacer de un vecino que la rescató y restauró tras sobrevivir a la Guerra Civil a las inclemencias del tiempo fuera de su capilla. Actualmente se ha aprobado un proyecto básico de ejecución, subvencionado por Diputación provincial, que han redactado desde el Área de Fomento para la puesta en valor de esta edificación que alojará la imagen del santo titular, de 1960 y autor desconocido, que es la única que porta fuego en mano.
Domingo Ortiz Soler
Historiador-Arqueólogo
Museo Histórico Municipal de Vera
Fotografías, Imaginería e Iglesia: Juan Manuel Góngora Ramos