‘Educar en el siglo XXI’. Este es el título de la ponencia que el magistrado Emilio Calatayud impartirá en el transcurso de las “II Jornadas de Educación, Familia y Escuela” que, bajo el lema ‘Nuevos retos educativos. Nuevas formas de educar’, se celebrarán el próximo día 2 de diciembre, a partir de las 17:00 horas, en el Auditorio Municipal ‘Ciudad de Vera’.
Organizadas por la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Vera, las “II Jornadas de Educación, Familia y Escuela” están destinadas a Equipos directivos de los Centros Educativos, profesorado de los mismos, padres y madres de alumnos, Técnicos de entidades públicas y privadas, y responsables políticos.
En palabras de la concejala de Educación del Consistorio veratense, María Montoya, “los objetivos esenciales de las Jornadas son, por una parte, sensibilizar acerca de la importancia de la implicación de padres, profesores y agentes educativos sobre la educación de los niños. De otra, reflexionar sobre los cambios sociales y educativos a los que tenemos que enfrentarnos y, por último, servir como punto de encuentro e intercambio de experiencias entre docentes y padres y madres, desde diferentes puntos de vista”.
Las Jornadas, que serán inauguradas por el alcalde de Vera, Félix López, y la concejala de Educación, María Montoya, contarán asimismo con la participación de Olga Gómez, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba, quien abordará en su ponencia el ‘Acoso escolar y Familia’.
Emilio Calatayud. Magistrado-Juez del Juzgado de Menores de Granada
Conocido por sus sentencias ejemplares, basadas más en la educación que en el castigo, es un juez muy especial. Con sus insólitas sentencias busca, sobre todo, aleccionar. Cree ciegamente en las segundas oportunidades y en que hay delitos de juventud que no merecen una privación de libertad. «Cometer una falta es más fácil de lo que parece, todos lo hacemos», defiende el magistrado.
Las sentencias que impone a los que delinquen son muy peculiares y profundamente sugerentes. Por ejemplo, ha decidido que jóvenes que infringen las leyes del tráfico acompañen a las patrullas que vigilan las carreteras. Ha condenado a un delincuente analfabeto a aprender a leer, o bien, entre otras, a repoblar bosques por sus actividades pirómanas; repartir comida entre indigentes por maltratar a un sin techo; limpiar cristaleras de edificios públicos y estar de ese modo a la vista de muchas personas por haber pegado a otro chaval que, dijo, le había mirado mal; impartir 1.000 horas de clases deinformática a otros estudiantes por haber accedido a las redes de varias empresas provocando daños por unos 2.000 euros; trabajar con los bomberos por haber quemado papeleras; para un joven que circulaba borracho, visitar durante un día entero a parapléjicos, hablar con ellos y sus familias para elaborar más tarde una redacción.
Es coautor del libro ‘Mis sentencias ejemplares’.