El pasado viernes 2 de noviembre se inauguraba en Vera, en el Convento de la Victoria, la exposición de Emilio Sánchez, una muestra compuesta por más de una veintena de cuadros, algunos de ellos de gran formato, en la que se puede ver la originalidad y la variedad de estilos que experimenta el artista, siempre con un atractivo resultado.
En las obras se pueden ver paisajes de Hamburgo, bosques y mucha naturaleza, observada desde el punto de vista del autor, tratadas a través de los sentimientos que evocan: soledad, armonía, tranquilidad, etc.
Pero, igualmente, se observan otros cuadros en los que la técnica cambia y se hace un trabajoso juego de líneas y colores, a través de la geometría y las sensaciones de movimiento, como sucede, por ejemplo, en los cuadros de La danza del fuego.
Emilio Sánchez nació en Madrid en 1935, estudió en el Lycée Français y enseguida descubrió su talento para el dibujo. En la Escuela de Bellas Artes tuvo grandes profesores como Carlos Pascual de Lara, quién pintó La Ópera de Madrid, Matilde Calvo y Juan José García, el orfebre que hizo la corona de la Virgen de la Almudena.
Se marchó a Alemania en 1960 por amor, y volvió a España en 1998 y su vida ha transcurrido entre ambos países. Cuando se jubiló se instaló en Vera.
Ha realizado exposiciones en Munich, Düsseldorf, Hamburgo y Estrasburgo, también en la Casa de la Cultura de Vera, en Unicaja en Almería, en la Galería de Miguel Ángel en Mojácar, y en el Convento de la Victoria.
Su estilo, como él mismo describe, no es fijo, varía porque disfruto con el arte en todos los sentidos. Igual puedo pintar algo muy clásico como me atrevo a experimentar con el modernismo y los colores.
De la muestra en el Convento de la Victoria asegura que quería hacer algo diferente, que atrajese y llamase la atención, pero, sobre todo, quería rendir un homenaje a Vera porque es un lugar muy importante para mí.