Tras la definitiva orden de expulsión de los moriscos (musulmanes bautizados) de España, en 1610, la suerte de aquellas 300.000 personas (casi un 4% de la población) fue más o menos conocida.
Tras la definitiva orden de expulsión de los moriscos (musulmanes bautizados) de España, en 1610, la suerte de aquellas 300.000 personas (casi un 4% de la población) fue más o menos conocida.