10 DE JUNIO: DEVOCIÓN VERATENSE. Texto para Actualidad Almanzora.
Gabriel Flores Garrido
Cronista Oficial de Vera
Hay un lugar en Vera que despierta gran devoción entre sus vecinos. Recuerdo de niño ver que al pasar por su puerta, unos de manera sentida, otros de forma rutinaria, se santiguaban, pero todos lo hacían. Yo, desde mi corta edad repetía el gesto, posiblemente más por la segunda causa que por la primera, aunque no dejaba de ser uno más de los atrapados por ese poder que tiene.
En esa pequeña capilla, donada por Dª. Antonia Leonés de Guevara, esposa de D. Luis García Cueto y Ponce de León, se custodia y da culto, desde el 30 de abril de 1720, a la imagen de la Patrona de la ciudad, titular de la Ilustre y Venerable Hermandad de la Santísima Virgen de las Angustias de Vera, que representa la advocación de una Dolorosa, como se menciona en uno de los documentos de la declaración del Patronazgo. Antes de esta fecha fue venerada en una de las capillas laterales de la Iglesia Parroquial.
La imagen, de la que se desconoce su autor y fecha de ejecución, es una talla barroca de la escuela de imaginería granadina. A lo largo de su prolongada vida ha sufrido los deterioros propios del tiempo transcurrido, pero siempre se ha sabido recuperar su aspecto, y mantener viva la devoción por Ella.
En 1806 a causa del mal estado de la capilla donada, que amenazaba con derrumbarse, la Junta de Gobierno de la Hermandad, que ya existía desde 1684, tomó una triste decisión para ellos, pero que hizo la felicidad de algunos veratenses ya que pudieron recibirla en sus casas por tiempos prefijados, para preservarla de los daños que habría podido sufrir en caso de un desplome del techo; reunidos sus miembros directivos determinan suspender los cultos y sacar la imagen de su ermita, hasta que por decisión del secretario, Antonio Narciso Navarro, se inició una campaña de donaciones con las que paliar el mal estado de la capilla, argumentando la urgencia de la rehabilitación del edificio, para acabar con el “peregrinar” de la imagen “por las casas particulares donde tienen la bondad de recogerla”; utilizaba el secretario términos duros en su exposición; sin duda, para que sirvieran de estímulo al resto de la Junta de Gobierno de la Hermandad.
El Ayuntamiento, siendo alcalde D. Pedro García Soler, propone, el 25 de marzo de 1888, que “se practiquen las diligencias necesarias para que sea declarada Patrona de esta Ciudad Nuestra Madre y Señora María Santísima de las Angustias”. El 21 de junio de 1888, se formalizó la propuesta hecha tres meses antes “de elegir por Patrona de esta Ciudad a Nuestra Señora de las Angustias”, para lo que “se ha instruido el oportuno expediente con la súplica de que el Papa se sirva expedir la Bula correspondiente”. El acta correspondiente de concesión del Patronazgo se firmó en Roma el 14 de febrero de 1891, dando el visto bueno el obispo de la diócesis el 2 de junio de ese mismo año.
La decisión positiva la comunica el alcalde D. Bartolomé Soler Clemente, que ocupaba el cargo en ese momento, con estas palabras: “ha sido resuelto satisfactoriamente el expediente formado por este Ayuntamiento declarando a la Santísima Virgen de las Angustias como Patrona principal de esta Ciudad, juntamente con San Cleofás”.
Para dar un carácter permanente a la celebración se programaron actos, que el Consistorio pretendía se repitieran anualmente, y así convertirlos en “inveterada costumbre”. Pese a la escasez de farolas de gas que había repartidas para alumbrado público se hizo un esfuerzo, a fin de que la noche del día 9 de 1891 se iluminaran “la plaza y los establecimientos públicos, así como las fachadas de esta población, adornándose la plaza de la mejor manera posible”. Se dispuso que la imagen estuviera suficientemente alumbrada durante todos los actos celebrados, algo que no necesitaba de ninguna disposición de la alcaldía, puesto que la Virgen llevaba muchos años iluminada de forma casi permanente, como lo prueba el elevado gasto en aceite y cera para, como dice una partida del libro de cuentas de 1799, “alumbrar constantemente a la soberana imagen de la Virgen en la capilla”. El gasto por este concepto se repite anualmente hasta que, en 1905, el hermano mayor de la Hermandad, D. Francisco Montoro Reyes, colabora económicamente para la instalación de la luz eléctrica en su ermita; y D. Francisco Enciso Prieto, administrador de la compañía de electricidad en Vera, ofrece atender el pago de los materiales necesarios y el consumo de la luz que, además de a la Virgen, iluminaría, el Viernes Santo, a un Crucificado que se encontraba en la capilla de nuestra Patrona, que no ha llegado a nosotros, y del que nada se sabe.
El 7 de junio de 1892, en sesión plenaria del Ayuntamiento presidido por su alcalde D. Diego Orozco Rosa, “se acordó celebrar el día diez del actual mes una función en honor de Nuestra Señora de las Angustias, Patrona de esta Ciudad, sacándola procesionalmente y que haya durante dos días iluminaciones”; se formalizaba así lo dispuesto el año anterior para seguir la intención de “inveterada costumbre” que ya hemos mencionado, y que, desde hace 133 años se viene confirmando, posiblemente, siguiendo el mismo recorrido hasta ahora realizado.
Había nacido una fiesta que comenzó a ampliarse en tiempo y actos hasta convertirse en la “Feria y fiestas en honor a nuestra Patrona”, que hoy conocemos.
Tras décadas de escasez y limitaciones no solo en lo que afectaba a la Hermandad, sino a la ciudad en general, sucede lo que hoy llamaríamos un “golpe de suerte”: Encarnación Flores cede una vivienda anexa a la capilla para que se destine a residencia de ancianos. Llega a Vera la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. El 21 de enero de 1904 el obispo de la diócesis autoriza abrir una puerta que comunique la residencia con la ermita para que las monjas pudieran hacer uso de la capilla en sus oficios religiosos y que, a la vez, se ocuparían del cuidado y limpieza. Su aspecto mejoró, y se aseguró un mantenimiento permanente. Hoy se ocupan del mantenimiento de los actos de culto, así como de la apertura y cierre de la capilla para visitas las Hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción, orden religiosa fundada por la Venerable veratense Sor Paula Gil Cano.
Hace justo un año, viendo a la Virgen de las Angustias bajar el “Barrio de Jesús” (calle de San Ramón), quise plasmar ese instante porque tuve la sensación de que, tanto esa imagen como todas las que se hicieran en ese momento, y las tomadas en las calles del Sol y de la Plata, que se agregaron a ese nuevo recorrido, formarían parte de la historia de la procesión de Nuestra Patrona: nunca hasta el pasado año 2024 habíamos conocido ese itinerario. Entonces pensé: “no sabemos si se volverá a repetir, pero, en todo caso, el momento de ayer siempre será el primero para los que fuimos testigos de ese nuevo recorrido”. Este año también diferirá del que hasta el pasado año fue tradicional, en un intento de que, poco a poco, la Virgen de las Angustias camine por todas las calles de Vera que lo permitan.
La Virgen de las Angustias fue coronada canónicamente en 1926. El diseño fue obra de Juan Cuadrado Ruiz; por ello, a lo largo de este año y del próximo 2026 se celebrarán una serie de actos que forman parte de un ambicioso programa para conmemorar los 100 años de tan importante efeméride. Esa pieza de la joyería orfebre que desapareció durante la guerra civil fue sustituida por otra de menor valor material, pero con idéntico sentimiento de generosidad hacia su Virgen de las Angustias, que le fue impuesta en una misa de campaña celebrada en la plaza Mayor en 1973 por D. Juan Fernández Marín, párroco de la ciudad, costeada por suscripción popular, como lo fue la original, y como también lo será la nueva corona que se le impondrá, demostrando, una vez más, el amor de los veratenses a su Patrona.
Gabriel Flores Garrido.