Actividades para la Semana del Libro en Vera.
Se anuncian las actividades que tendrán lugar en el municipio de Vera con motivo de la Semana del Libro.
Manuel Caparrós Perales
Archivo Municipal de Vera
(19/04/2024)
ACTIVIDAD DE VISITA GUIADA A LA PLAZA MAYOR Y MONÓLOGOS SOBRE LOS FUEROS DE VERA Y EL LIBRO DE REPARTIMIENTO
DISCURSO DE SALIDA EN LOS COLEGIOS
¡Oigan vuestras mercedes, vecinos y estudiantes,
la misión que me encomiendan mis señores capitulares!:
Hoy seré vuestro guía, vuestro leal servidor.
Os mostraré nuestra Historia, de lo que aquí aconteció.
Desde la Vera de hoy hasta la Vera de antes,
desde el fuerte del Cerro hasta la del valle.
En los libros leemos los hechos que hoy narramos,
y al ser hoy el día de ellos, en las bibliotecas y en los archivos,
daremos muy buena muestra de lo que en ellos hallamos.
Síganme hacia la plaza y presten mucha atención,
pues sabrán por qué es hoy como es, cómo se organizó,
la ciudad en la que viven, en que su madre los crió.
DISCURSO DE FRANCISCO DE CASTILLA Y ZÚÑIGA EN LA PLAZA DEL SOL O PUERTA DE ABAJO
¡Buenos días tengan ustedes! Mi nombre es Francisco de Castilla, y Zúñiga, para más señas. Fui, como pueden ver, y como en este plano se muestra, el hacedor de esta ciudad nueva, cuando en 1518, un horrible terremoto, destruyó la ciudad del Cerro, nuestra querida Vera La Vieja. Cortesano fui, y poeta, arquitecto y servidor, dios lo tenga en su Gloria, de don Carlos V, nuestro querido señor, emperador germano e hispano, nieto de Reyes Católicos, el que trajo el águila bićefala, y el que mandó construir, esta Vera del llano, la que tanto cambió y ha cambiado, a lo largo de los siglos, que para eso estoy presente, que para eso estoy y os hablo: ¡aprended cómo se gestó, la ciudad en la que estamos!
Vera siempre ciudad fue, de soldados y de guerra, desde tiempos de los moros, hasta que Napoleón entró en ella, destruyendo muchos santos, iglesias y bibliotecas. La Vera antigua o vieja, la del reino de Granada, la del Espíritu Santo, que pronto se tragó la tierra, fue del Islam creada, como fortaleza fiera, y parar a los cristianos de Murcia, en sus conquistas y guerras. En 1488 capituló y fue entregada, a sus Católicas Majestades, ofreciéndose a Castilla, la administrara y mandase. Destruida por el sismo, siendo imposible su arreglo, me encargaron planease, dibujase…, una ciudad nueva en el llano, la que ven sus ojos aquí, en este mural tan liviano, la que me propongo añadir al recuerdo de sus mientes, para que recuerden sus mercedes, y cuenten a sus hijos y nietos, los esfuerzos de cinco siglos, de sufridos veratenses.
La ciudad se construyó, a una distancia cierta, de más de una pedrada, y menos de un tiro de ballesta, desde el cerro hacia el llano, desde el llano hacia la cresta, decidido así por ser, más fácil hacer un fuerte, con sus torres y su muralla, con su iglesia y su concejo, con su mesón y hospital, con sus fuentes y su escuela. Y así planteé un cuadrado, renacentista y romano, de cuando montaban sus tiendas, los soldados de ese imperio, que fueron dueños mil siglos atrás, de todo el Mediterráneo. Dos calles en cruz tracé, el cardo y el decumano, caminos principales, que darán lugar a otras calles y a dos puertas de salida: la de abajo y la de arriba. En la de abajo ahora estamos, y se entraba por un arco, que estaba bajo una torre y en la que había un soldado, vigilante y esperando, a ver llegar adversarios y poder así avisar a los vecinos del poblado, para poderla defender del pirata y del soldado, que venían allende el mar, a conquistar lo tomado. La muralla era alta y gruesa, hecha de piedra y barro, para evitar en todo momento, el asedio del enemigo, la entrada de los extraños, que pudieran cautivar, a nuestras mujeres y niños, pidiendo después un rescate, como negocio hiriente y dañino, como cruel trato violento que vivimos en aquel siglo.
Como ven, aquí en aquellos tiempos, no había casas ni iglesias, a partir de esta puerta de abajo, todo era tierra y cultivo: olivo, almendro, higos, pimientos, cebada y panizo. Más allá, en la mar, valientes hombres traían, el fruto de la pesca, de las salinas, del destino… Así, la puerta en que nos hallamos, fue por muchos siglos testigo, de las idas y venidas, de hombres, mujeres y niños, que construyeron una ciudad, defensora de Granada, el inicio de un imperio, y por ello hoy conoces, el escudo de este pueblo: una llave entre dos torres, la llave entre dos reinos.
Viajemos en el tiempo otra vez, dirijámonos a la plaza, lugar donde todo empieza, el corazón de Vera esta vez, el centro de la fortaleza.
DISCURSO EN LA PLAZA MAYOR. FUEROS Y REPARTIMIENTO DE LA CIUDAD DE VERA. GARCI LASSO DE LA VEGA. PRIMER ALCALDE DE VERA
¡Oigan vuestras mercedes, vecinos y estudiantes,
la misión que me encomiendan mis señores capitulares!:
Hoy seré vuestro guía, vuestro leal servidor.
Os mostraré nuestra Historia, de lo que aquí aconteció.
Desde la Vera de hoy hasta la Vera de antes,
desde el fuerte del Cerro hasta la del valle.
En los libros leemos los hechos que hoy narramos,
y al ser hoy el día de ellos, en bibliotecas y archivos,
daremos muy buena muestra de lo que en ellos hallamos.
Mi nombre es Garci Lasso, de la Vega, sirviendo a todos ustedes,
el padre del caro poeta, que, famoso en el mundo entero,
escribió sus queridos versos a todas las tierras de España
y vine aquí a parar, tomando posesión de ella,
de esta Vera ribereña, de un bastión en la frontera.
Primer alcalde de Vera, mayordomo del duque de Alba,
llegué a esta tierra gracias, a nuestras acciones de guerra.
Veinte años antes sabemos, que en este lugar no había nada:
era el llano que después, se verá construido y estaba,
cubierto de esparto y barrilla, de tomillo y de retama.
Y, como ven en estos libros, bajo custodia en nuestro archivo,
que era arca de tres llaves en esa temprana llegada,
lo primero fue dar leyes a este pueblo del cerro,
a la Vera Vieja que ven, en esta imagen de Emilio,
gran artista de éxito; gran persona de hecho.
Y las leyes estaban todas, contenidas en sus Fueros,
otorgados por los reyes, católicos de gran celo,
Fernando e Isabel, primero, Carlos quinto después,
constando de varios capítulos, en concreto, de treinta y tres.
Aprendan ustedes lo escrito, y cómo se administraban,
que en el regir y gobernar, un arte en todo tiempo,
más vale tener normas, que, aunque duras como hierro,
a que el mundo campe a sus anchas y todo sea malicia y jarana.
Año de 1494:
Primeramente, se ordenaba y mandaba que en la ciudad hubiera cuatro regidores, un personero, un mayordomo, un secretario, dos alcaldes ordinarios y un alguacil, elegidos mediante voto secreto.
2. Se ordenaba y mandaba que el día de los Santos, de mañana a la hora de misa mayor, se juntaran en la iglesia mayor de Vera para el proceso de elección de los cargos.
3. Se ordenaba y mandaba que el escribano del concejo fuese puesto por los Reyes según los aranceles que ordenasen.
4. Se ordenaba y mandaba que los alcaldes ordinarios y el alguacil sirvieran sus oficios cuando no hubiere corregidor y los alcaldes dirigieran todos los pleitos civiles y criminales.
5. Se ordenaba y mandaba que hubiera en la ciudad 4 escribanos públicos.
6. Se ordenaba y mandaba que el alguacil elegido sirviese su oficio por sí mismo.
7. Se ordenaba y mandaba que los regidores se juntaran a cabildo tres días a la semana para todos los asuntos que concernieran al buen gobierno de la Ciudad.
8. Se ordenaba y mandaba que ni el mayordomo ni el letrado entraran en el cabildo sin ser llamados.
9. Que el mayordomo de fianzas recibiese el dinero de los propios del concejo.
10. Se ordenaba y mandaba que los regidores no gastasen el dinero en dádivas ni donaciones, sino en cosas que concernieran al bien común.
11. Se ordenaba y mandaba que cuando se hiciera obra pública el cabildo eligiera a un obrero, veedor de la obra y escribano.
12. Se ordenaba y mandaba que hubiese portero de cabildo, carcelero y dos pregoneros.
13. Se ordenaba y mandaba que al rematar las rentas estuviesen presentes la Justicia y los Regidores.
14. Se ordenaba y mandaba que todos respetaran los derechos de los Fueros.
15. Se ordenaba y mandaba que hubiese casa de concejo y cárcel y casa diputada para los escribanos, situada en la plaza del pueblo.
16. Se ordenaba y mandaba que hubiese un hospital, un rector y un carnicero.
17. Se ordenaba y mandaba que hubiese un pendón pintado con las armas del concejo.
18.Se ordenaba y mandaba que hubiese un archivo o arca de tres llaves para guardar los documentos del ayuntamiento.
19. Se ordenaba y mandaba que hubiera libro de privilegios.
20. Se ordenaba y mandaba que hubiera un libro donde se contuviesen las provisiones y cédulas reales enviadas al ayuntamiento.
21. Se ordenaba y mandaba que en ese arca de tres llaves o archivo estuviese el sello del concejo.
22. Se ordenaba y mandaba que se hicieran ordenanzas que conviniesen a la ciudad.
23. Se ordenaba y mandaba que se hiciera ordenanza de los términos comunes de la ciudad.
24. Se ordenaba y mandaba que se hicieran ordenanzas para los oficios de cereros, carniceros, pescaderos, etc.
25. Se ordenaba y mandaba que se hicieran ordenanzas para repartimientos y contribuciones.
26. Se ordenaba y mandaba que se hicieran ordenanzas para el resto de oficios.
27. Se ordenaba y mandaba que hubiera dos diputados para que guardaran las ordenanzas y revisasen los pesos y medidas.
28. Se ordenaba y mandaba que hubiese dos alarifes o albañiles.
29. Se ordenaba y mandaba que las penas de las ordenanzas no se hicieran iguales para todos los casos.
30. Se ordenaba y mandaba que los procuradores del común se eligieran todos los años el día de Reyes tras juntarse los vecinos pecheros o pagadores de impuestos en la iglesia.
31. Se ordenaba y mandaba que los oficiales llevasen sus derechos por el arancel de la ciudad.
32. Se ordenaba y mandaba que no se sacase provecho diferente a los heredamientos, casas y bienes que otorgasen a la Ciudad los reyes.
33. Se ordenaba y mandaba que se hiciera ordenanza para cada lugar que dependiese de la jurisdicción de Vera.
Este otro libro que ven, el de Repartimiento de tierras y de agua, se escribió en el mismo año, 1494, e iba dirigido a los primeros repobladores que llegaron de otros reinos a esta tierra recién conquistada por Fernando el Católico, espacios que habían pertenecido a los musulmanes. Eran colonos-soldados y necesitaban de estos bienes para subsistir y sacar adelante la economía de la Tierra de Vera, es decir, su comarca. Es, junto con el otro libro comentado, el de los Fueros, los dos libros fundacionales de la ciudad de Vera y, por lo tanto, los más importantes, pues suponen los pilares organizativos de la administración y la economía del Municipio. En un primer momento los derechos de los musulmanes fueron respetados y se les dejó organizarse en los vecinos pueblos de Antas, Cuevas, Portilla, Bédar o Turre.
En un primer momento se eligió como repartidor de las suertes o tierras y del agua de riego a Diego López de Haro y 179 fueron los hombres que recibieron las tierras, los primeros veratenses. Recibirían una casa en la ciudad del Cerro y tierras acorde con su categoría social, ya fueran caballeros, peones o escuderos. Se repartieron 714 hectáreas de tierra distribuidas en 11 pagos o cortijadas: Azagaya, Alcaná, de Alcaná al Barranco, María, Torres de Abolax, Río, Montroy, Jara, debajo del camino hacia el río, Orillas y Tierras de la Fortaleza. Las mejores tierras, de regadío, fueron repartidas a Garcilaso de la Vega, Alonso Fernández de Fuensalida, Gómez Fajardo, Pedro Fajardo, Diego López de Haro, Turpín y la Viuda de Villanueva.
El resto de repobladores llevaban apellidos que aún hoy tienen muchos de nuestros vecinos: Gallardo, Jiménez, Teruel, Alonso, Salas, Cervantes, Céspedes, Fajardo, Haro, Ruiz, Albarracín, Ayora, Camoy, Flores, Galindo, Mellado, Soler, Segura, etc. ¿Quiénes de ustedes llevan esos apellidos?
Y en la conquista de esta Vera, así se jugó la partida,
soldados en la fortaleza y rústicos en la campiña,
y todos a defender la frontera, los del campo y los del fuerte,
que ya vendrán otros lances, personajes, maravillas…
Dicho lo cual, amigos, aquí nos despedimos de ustedes.
Lean muy buenos libros, que son la sal de la vida,
hagan el bien contentos y amen a los que les quieren
y no se les ocurra dar, nunca la suerte por perdida.
Vera, 19 de abril de 2024
Manuel Caparrós Perales
Archivero del Excmo. Ayuntamiento de Vera