Conferencia Veratenses ante la muerte: Transición demográfica y desigualdad a principios del s. XIX a cargo de Víctor Luque de Haro, Investigador y Profesor del Área de Historia e Instituciones Económicas del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad de Almería. 7 de septiembre a las 20:00 horas en el Salón de Usos Múltiples, Plaza Mayor de Vera.
El joven abogado y profesor interino de la Universidad de Almería, Víctor Luque de Haro, ofreció la séptima de las conferencias del ciclo El renacer de una Ciudad, organizadas por la Comisión del V Centenario del Terremoto de Vera durante este Año de la Cultura en Vera. La conferencia llevaba por título Veratenses ante la muerte: transición demográfica y desigualdad a principios del siglo XIX. Lugar del encuentro: Salón de Usos Múltiples de Vera. Hora: 20:00.
Víctor, que mantiene contactos con sus familiares veratenses, asistentes al acto, fue presentado por el responsable del Archivo Municipal de Vera (rico centro documental del que el ponente sigue extrayendo valiosos datos para sus trabajos), Manuel Caparrós, que destacó, de entre un abultado currículo, su doble licenciatura en Derecho y en Administración y Dirección de Empresas y sus numerosas publicaciones relacionadas con los análisis de aspectos relacionados con el desarrollo regional, el estudio de la evolución de la desigualdad en España, tanto de las rentas del trabajo como del capital y de la riqueza como con los efectos de los distintos instrumentos tributarios en la desigualdad y el crecimiento. Las asignaturas que imparte desde el Área de Historia e Instituciones Económicas del Departamento de Economía y Empresa de la Universidad de Almería son las de Contabilidad Intermedia, Introducción a las finanzas, Economía Financiera, Historia Económica, Historia del Pensamiento Económico, etc.
Comenzó explicando, apoyándose durante toda la conferencia en una rica variedad de gráficos y tablas estadísticas, conceptos básicos como la ‘transición demográfica’, proceso por el cual las variables demográficas del índice de natalidad y de mortalidad sufren un ascenso y un descenso típicos durante el desarrollo económico de un país o sociedad. Y cada país lo experimenta en un momento que no suele coincidir con el de otros países. España comenzó a experimentarla a finales del siglo XIX; otros países lo hicieron a mediados del XVIII y aún en la actualidad hay países que se encuentran en medio de dicho proceso. Así, su primera fase se caracteriza por unas altas tasas de natalidad y de mortalidad y una baja esperanza de vida; en etapas sucesivas se convertirán en bajas tasas de natalidad y de mortalidad, como las observadas en la Europa actual. Las etapas intermedias, que se caracterizan por una bajada de la mortalidad y una posterior de la natalidad (y el boom que ello supone), y en las diferencias en su desarrollo se distinguen unas poblaciones de otras, quedando descubiertas así sus particulares idiosincrasias. En el caso de Vera es característico que el período de transición demográfica a finales del siglo XIX no se inicia con una bajada de la mortalidad, sino con una bajada de la natalidad. La de mortalidad bajará más tarde.
Las crisis de mortalidad también caracteriza a todas poblaciones, que van disminuyendo conforme se extienden las medidas higiénicas y el desarrollo de la medicina, van asociadas a epidemias, guerras o a episodios de pobreza de la población. Y Vera no queda al margen de estos episodios, quedando al profesor una excusa para justificar por qué ha elegido este Municipio como objeto de sus estudios estadísticos. Y la razón no es otra que la calidad de sus fuentes documentales (conservadas en el Archivo Municipal de Vera), la sistematicidad o gran continuidad de los registros de estos documentos y buena conservación de los mismos y las características poblaciones de Vera: más del 50% de la población española durante esos siglos vivía en Municipios que contaban con un número de personas de entre 5000 y 10000 habitantes, lo que la hace ideal como un núcleo poblacional modélico. Además, la estructura económica veratense era variada y muy apta para su estudio, ya que se basaba en la pesca, la artesanía, la agricultura, la minería, la ganadería, las labores burocráticas, las religiosas, etc.
El siguiente paso en su exposición fue mostrar cómo ha estudiado las fuentes de esa etapa, acosada por diferentes crisis económicas, que va desde el año 1789 a 1812, fundamentales para sus estudios. La metodología consiste en la localización y vaciado de documentos históricos como pueden ser los padrones de habitantes, los vecindarios, los censos o los libros parroquiales de matrimonio o de sepelio. De esos libros se extraen pacientemente todos los datos necesarios para la investigación y se vuelcan en bases de datos que posteriormente se utilizarán de manera más ágil para hacerle preguntas y llegar a ciertas conclusiones cruzando la información de las personas que estas fuentes aportan con otras, con el fin de reconstruir algunos datos y tasas, como las de natalidad o mortalidad o las de esperanza de vida, la comparación entre clases sociales, entre grupos de edad o sexo… Un gráfico de elaboración propia dio una oportunidad para aclarar el proceso y, en el ejemplo, se mostró un gráfico en diente de sierra mostrando las diferentes crisis de mortalidad en Vera, entre las que destaca la de la fiebre amarilla de 1804, 1811 y 1812, típicas de los regímenes demográficos antiguos, o la fiebre tifoidea de 1911.
La metodología del ‘linkeo’ de fuentes consiste en cruzar o vincular estos datos con el de otras fuentes estadísticas y, así, conseguir más información sobre los vecinos. Y es en ese momento cuando, por ejemplo, encontramos a la misma persona en padrones de habitantes cercanos en el tiempo. Y nos serviría para concluir que ha sobrevivido durante los años que median entre los dos documentos. Si esos datos se comparan con los sepelios obtendremos a las personas que han sobrevivido en dicho período, salvando las que hayan emigrado o por posibles fallos en la redacción de sus nombres.
Uno de los episodios del siglo XIX fue el de la terrible epidemia de fiebre amarilla que sufrió Vera durante en ese inicio del siglo XIX, momentos de lucha contra las tropas francesas. Las tablas separadas por edad, sexo y clase social nos llevan a las conclusiones de que, a diferencia de algunos países del norte de Europa (Inglaterra, Holanda…), las clases medias y bajas de Vera sufrían una tasa más alta de mortalidad debido a que dichas clases populares veratenses no tenían un buen acceso a los alimentos para evitar esas muertes, no siendo el escaso avance de la medicina en esos tiempos un factor a tener demasiado en cuenta como elemento que diferenciara un nivel de vida de otro en una misma ciudad. También había una mayor tendencia a la mortalidad conforme se pasaba de las clases más acomodadas a las clases bajas, sobre todo la de los jornaleros. Es decir, había un claro gradiente de desigualdad en España; los sueldos de las clases bajas del norte de Europa les daba para más que en las clases bajas españolas; en España eran salarios muy cercanos al nivel de subsistencia. El factor determinante era, pues, el nutricional.
Como muestra de las consecuencias jurídicas, sociales y económicas que tenían esas crisis de mortandad en los regímenes demográficos antiguos se sacó a colación un expediente judicial incoado por una denuncia de los curas ecónomos de Vera advirtiendo que algunos vecinos de Vera debían pagar a la Iglesia las misas impagadas dichas a los difuntos de la epidemia estudiada, demostrando el poder social que la Institución tenía en aquellos momentos, pudiendo incluso tener poder ejecutivo para cobrar deudas sin una sentencia judicial.
Llevando esa perspectiva de la transición demográfica a un período más a largo plazo y dando pie a una comparativa a nivel provincial y nacional, se observa que la evolución de la tasa de mortalidad encuentra similitud con dichos niveles de Almería, de Andalucía y de España, en general; una de las peculiaridades de esa Vera es que no se dio una incidencia tan grande como en el caso nacional respecto a la crisis tifoidea de 1918.
Finalmente, comparando la tasa bruta de mortalidad de Vera con la de Almería capital, el profesor Luque de Haro aprovechó para mostrar en qué consiste el fenómeno de la ‘Urban Penalty’ o ‘penalización urbana’ en los estudios demográficos comparativos. Se ha demostrado que las clases bajas de los núcleos rurales (en nuestro caso, Vera) comparadas con las de los núcleos más urbanizados, sufren una tasa de mortalidad menor, a pesar de existir salarios más altos. Y eso es así por una serie de factores: primero, porque esa población que emigra a la ciudad, durante algunos años iniciales, al no tener capacidad económica para conseguir una vivienda digna, se hacina en ciertos barrios pobres donde las epidemias tienen más posibilidades de extenderse; segundo, por las condiciones higiénicas de esos grupos de familias. Se deduce que las condiciones de vida en la capital durante esos años fueron peores para ciertas clases sociales que las que se disfrutaban en Vera.
Algunas fotografías tomadas por Falange Española en la Almería de los años 40, con el fin de realizar un estudio sobre la población del momento, nos hablan por sí solas de este fenómeno de hacinamiento y pobreza de las clases bajas en la Ciudad.
Durante el turno de preguntas se profundizó en el capítulo de la fiebre amarilla en Vera, en cómo se vivió esa gran tragedia sin precedentes y causada por los mosquitos como vectores, dándose durante el primer año de 1804 unos 350 fallecidos y durante 1811-1812 unos 1300. De igual manera, se preguntó por la incidencia del trabajo minero en esas tasas de mortalidad de los jornaleros (cólico saturnino, silicosis, etc.) y por la construcción del segundo gran cementerio conocido de Vera (el de san José, 1874) por la saturación de los fallecidos por la fiebre, que obligó a abandonar el de san Antón. Se ha demostrado también que la mortalidad era mayor en el hombre, menos en el período de la edad reproductiva de la mujer, en el que la mortalidad podía ser mayor en la mujer, y que la desigualdad de los hombres entre clases sociales era mayor que la desigualdad entre mujeres de diferentes clases sociales.
Terminado el turno de preguntas, la Concejala de Cultura de la Corporación, doña Isabel de Haro, ofreció al joven profesor una jarra de cinco picos, pieza alfarera típica de Vera, agradeciéndole haber tenido a Vera como objeto de sus estudios económicos e históricos.
Manuel Caparrós Perales
Archivo Municipal de Vera